sábado, 6 de octubre de 2007

HOMBRES Y MUJERES UN ENCUENTRO POSIBLE

Los seres humanos construimos nuestra forma de ser (PENSAR, SENTIR y ACTUAR) como mujeres u hombres, ancianos, adultos, jóvenes o niños, casados o solteros, padres o hijos, autóctonos o extranjeros dependiendo de una red de vínculos, creencias y significados que nos preceden antes de nacer y que han sido elaborados por la sociedad en la que estamos inmersos.

Como si estuviéramos representando una gran obra de teatro, cuando nacemos tenemos ya escritos los guiones de cómo hemos de ser hombres y mujeres, padres, madres o hijos, y cuando nos salimos del guión, los apuntadores sociales nos lo recuerdan eficazmente: los familiares, los amigos, las instituciones, los medios de comunicación…

En la puesta en escena de esta obra acabamos creyendo que somos el guión que representamos, y asi, y de manera a menudo imperceptible se nos va colando que seremos mujeres si:

Somos madres, amantes, coquetas, nos conservamos jóvenes toda la vida, tenemos un cuerpo talla 35,estamos depiladas, sabemos idiomas, tenemos título universitario, sabemos hacer todas las tareas del hogar, somos seductoras, eficientes, emotivas, cuidadoras de la familia, inteligentes pero discretas, independientes, comprensivas…..

…..y hombres si:

Somos fuertes, no lloramos, decimos tacos, estamos siempre dispuestos para el sexo, hábiles en la cama, inagotables, nos gusta el riesgo, tenemos un cuerpo danone, si ligamos cantidad, manejamos pasta, tenemos éxito a cualquier precio( lo que importa es ganar),somos sensibles, amorosos, atendemos a las mujeres, sabemos de todo.

Sin embargo estos modelos de sobre exigencia, de superman y superwoman, están muy alejados de la realidad cotidiana, nos situan ante un reto que nos disocia entre lo idealizado y lo posible, tanto a hombres como a mujeres , nos producen malestares, incomodidad, sufrimiento, rabia, confusión e incluso enfermedad.

Durante demasiado tiempo a las mujeres se les ha expropiado su cuerpo, su sexualidad, el afuera, la capacidad de tomar decisiones, su identidad de mujer- asimilando la M de madre con la M de mujer.

Todas estas expropiaciones han provocado un gran DOLOR y una enorme QUEJA.


Por otra parte al hombre se le ha expropiado la posibilidad de expresar los sentimientos y los afectos, la capacidad de autocuidado, se le ha adjudicado una tramposa omnipotencia y un falso lugar de privilegio en un mundo de explotación y riesgo laboral, lo que ha dado lugar al silencio y la confusión.

Cuando hay una mujer que paga sus intentos de liberación y cambio con sobrecarga de modelos masculino alienantes que le siguen expropiando la liberación y su lugar, y un hombre perdido que mira con desconcierto que aquello que le dijeron que era el signo de su identidad como hombre – “ el ser trabajador”- se le escurre entre las manos sin poder comprender ni analizar lo que le ocurre, no podemos pensar que el camino para crecer saludablemente es la reivindicación de las mujeres frente a los hombres y viceversa.

Sin embargo, oímos con demasiada frecuencia la llamada a la “guerra de sexos”, y ante los programas televisivos que nos ofrecen suculentos montajes de unos contra otros tenemos que preguntarnos ¿ quién gana cuando todos, hombres y mujeres , perdemos? ¿ quiénes son los beneficiarios de este enfrentamiento, de la confusión que genera y del malestar que padecemos?.

Es importante que nos paremos a pensar qué pasa con los roles asignados a hombres y mujeres en la sociedad en que vivimos, al servicio de quién o de qué están.

¿ Cuáles son las consecuencias para nuestras vidas cotidianas de comportamientos de sobre exigencias mutuas entre hombres y mujeres?.

¿Cuál es la identidad saludable que queremos construir como hombres o como mujeres?

Las preguntas son muchas, pero las respuestas sólo las encontraremos entre todos y todas.

El camino del cambio, del crecimiento y la autonomía personal, de hombres y mujeres, es un proceso que debemos de realizar y revindicar juntos, de lo contrario los cambios serán siempre parciales. Cambiaremos las formas, lo aparente, pero no el fondo.

Angel Almaraz Moro.


EPILOGO “ LA COMUNIDAD,(2003) Sygmund Bauman, Edit Siglo XXI.”

Echamos en falta la comunidad porque echamos en falta la seguridad, sin embargo la forma en que este modelo social nos incita a cumplir nuestros sueños de una vida segura, NO nos acerca a su cumplimiento sino todo lo contrario.

La inseguridad nos afecta a todos, inmersos como estamos en un mundo fluido, donde nada parece tener solidez ni permanencia, nada ni nadie es duradero, y todo es caduco antes incluso de hacerse presente. Las relaciones personales y laborables están atravesadas por la desregulación, la flexibilidad, la competencia y la incertidumbre endémica; sin embargo cada uno de nosotros sufre la ansiedad que todo ésto provoca como un problema privado, como un resultado de fracasos personales y como un desafio a su savoir-faire y a la agilidad y destreza particular.

Se nos pide que busquemos soluciones biográficas a contradicciones del sistema , se nos invita a que busquemos la salvación individual a problemas que son colectivos. Se nos propone el individualismo y la prescindibilidad de los otros.

Por otra parte la atracción de la comunidad, de los sueños comunitarios, se basa en la promesa de la simplificación: llevada a su límite lógico, la simplificación significa mucha mismidad y un mínimo estricto de variedad.

La simplificación que se ofrece sólo puede lograrse mediante la separación de las diferencias, reduciendo la posibilidad de que los no iguales se encuentren y estrechando su grado de comunicación . Este tipo de comunidad se basa en la división, la separación y el mantenimiento de la distancia. Es el guetto endogámico que nos protege de la contaminación de los diferentes, que nos da la identidad y la seguridad de lo que somos a cambio del tributo de la incondicionalidad y la no discrepancia.